Andrea Robles “El
proceso de Moscú no deshonra a la revolución, pues es un fruto de la
reacción. Estos no deshonran a la vieja generación bolchevique:
demuestran solamente que los bolcheviques están hechos de carne y de
sangre y que no son invulnerables indefinidamente bajo la amenaza
mortal. El proceso de Moscú deshonra únicamente al régimen político que
lo ha engendrado (…) Los que tengan deseos de llorar y deplorar la
marcha oscilante de la Historia, que lo hagan: dos pasos adelante, uno
hacia atrás. Las lágrimas no servirán de nada. Nosotros, según la
palabra de Espinoza, debemos comprender, y no reir o llorar.” León Trotsky, Los crímenes de Stalin
El asesinato de Kirov: antesala de las Grandes Purgas
Por
el asesinato de Kirov fueron condenados funcionarios de altos cargos de
la NKVD (antes GPU), Nikolaiev, autor del atentado y 11 miembros como
él de las Juventudes Comunistas (Komsomol). Los doce acusados fueron
condenados a muerte y ejecutados. Zinoviev, Kamenev y otros del núcleo
de los antiguos dirigentes de Leningrado que “reconocieron su
responsabilidad moral”, fueron llevados a prisión junto a centenares de
comunistas y varios centenares de miembros del Komsomol leningradense.
El número de sospechosos detenidos se elevó a decenas de miles[1]. La
depuración de las juventudes comunistas, de viejos bolcheviques y de
expulsiones, provocadas por denuncias orales y escritas, incitadas por
órdenes del aparato, prosiguió en todo el país.
Los Juicios de Moscú
1º Juicio o “juicio de los 16” (agosto de 1936)
El
acta de acusación se labró sin pruebas materiales ni fácticas, en base a
declaraciones de Zinoviev y Kamenev que fueron acusados de formar una
red para hacerse del poder y la organización de actos terroristas. Entre
los 16 acusados se encontraban I. Smirnov., otro de los más
distinguidos de la Vieja Guardia; los antiguos dirigentes de la “Nueva
Oposición” zinovievista y veteranos miembros colaboradores y
simpatizantes de la Oposición Conjunta. El resto estaba formado por
desconocidos relacionados con la GPU o chantajeados por ella, para
acreditar la teoría de sus relaciones con la Gestapo. El objetivo de la
confesión fue, además de autocondenarse, arrastrar a toda la Oposición.
Los nombres comprometidos por las declaraciones de los acusados fueron
los miembros vivos del CC que surgió de Octubre. Todos fueron declarados
culpables y condenados a muerte. Luego de las ejecuciones, Pravda
escribió: “Desde que ocurrió, se respira mejor, el aire es más puro,
nuestros músculos adquieren nueva vida, nuestras máquinas funcionan con
más alegría, nuestras manos son más diestras”.
2º Juicio (enero de 1937)
Piatakov
y Radek, dos de los 17 acusados, fueron juzgados por conformar una
organización paralela a la anterior, por si fracasaba. León Trotsky era
el organizador, en negociación con los nazis, para derrocar a la URSS.
El suicidio, previo al juicio, de Tomsky, otro de los acusados y el de
Ordzhonikidze, un mes después, constituyeron un nuevo aspecto de la
lucha dentro del aparato de Estado. Al
proceso de Piatakov siguió una oleada de detenciones. La reacción ante
las purgas y los Juicios, se hizo sentir entre los mismos dirigentes
estalinistas, hombres de Estado, diplomáticos y militares, muchos de los
cuales contaban con tradición y sabían muy bien de la inocencia de los
acusados y detenidos por Stalin. La crisis adquirió tal proporción que,
durante cierto tiempo, dejaron de celebrarse juicios públicos y de
cualquier tipo, y los presos fueron directamente llevados a los
pelotones de fusilamiento.
El Ejército Rojo fue decapitado. A
fines de mayo se suicidó Gamarnik, jefe político del ejército y fiel
estalinista. El 11 de junio un breve comunicado anunció la detención e
inmediato juicio -del que no hay registro- de un grupo de altos
generales entre los que estaba Tujachevsky. Todos fueron fusilados. Las
ejecuciones en 1937, serán el “prólogo de la gigantesca purga que los
rusos bautizaron con el nombre de yezhovtchina, por el nombre del jefe
de la NKVD que la puso en marcha. La parte más importante se desarrolló
en silencio, sin publicidad alguna”. Diciembre de 1937, marcará el
comienzo de la sucesiva desaparición de los sobrevivientes de la
Oposición de izquierda. Stalin no sólo liquidó a los
leninistas-bolcheviques, sino prácticamente a la totalidad de la Vieja
Guardia, en cuyas filas se encontraban también los hombres que, durante
los años ‘20 hicieron posible su triunfo sobre la Oposición. Cuando la
Gran Purga estaba en curso, tras el triunfo definitivo del terror
generalizado, se desarrolló el último juicio, el de Bujarin, conocido
como el proceso del “bloque de derechistas y trotskistas”.
3º Juicio (marzo de 1938)
Entre
los 21 acusados estaban Bujarin y Ríkov, antiguos derechistas,
Christian Rakovsky, antiguo dirigente de la Oposición de Izquierda,
Krestinsky, ex‑Secretario del partido, y una serie de viejos
bolcheviques, responsables y altos funcionarios del partido y el
Estado[2]. La lista de sus crímenes era espectacular: agentes de los
servicios de espionaje alemanes, japoneses e ingleses desde los años
‘20, actos de sabotaje en la agricultura, los transportes, las finanzas y
la industria, numerosos atentados terroristas, intentos de asesinatos a
Stalin y otros. Por último, Bujarin ve agregar a estos cargos la
acusación de haber preparado en 1918 un complot con los Socialistas
Revolucionarios de izquierda para detener y eliminar a Lenin.
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